Escrito por Marcos Yanez
Como docente de Música de Nivel Primaria desde hace 10 años, he visto en los distintos grupos de estudiantes con los que trabajé, un marcado rechazo hacia la música académica. Manifiestan desconocerla y apuntan no escucharla porque es aburrida, es demasiado tranquila, no tiene letra, no la entienden, es antigua o sencillamente porque no la difunden en la radio o la televisión y por lo tanto para acceder a ella tendrían que disponer de su valioso tiempo para buscarla en Internet o ir a comprarla y eso es lo que hacen solo con su música favorita.
Esto deja al descubierto que en sus hogares tampoco se escucha el género. Es más, cuando se realiza un sondeo de las preferencias musicales de los alumnos y de los adultos de sus familias, rara vez se presentan diferencias.
A veces aparecen mencionados algunos géneros (Clásico, Tango, Folklore) a los que se los identifica con la figura de algún abuelo que, por ser “viejo” escucha música antigua.
Considero que el mejor camino para alcanzar esa sensibilización es lograr que los alumnos “vivan y amen la música”, cualquiera sea su origen o su destino. Y no se puede amar lo que no se conoce. Es imperioso acercar al alumno a la mayor cantidad de géneros y estilos musicales posibles de todas las épocas, de su país y universales. Sólo a partir de una variada y rica experiencia de apreciación podrá ampliar paulatinamente su espectro musical y comenzar a aplicar juicios de valor estético ante las propuestas recibidas, especialmente de los medios masivos de comunicación.
Si pretendemos sensibilizar al alumno, despertarle el interés por las manifestaciones artísticas y alimentar la búsqueda de producciones que le transmitan sentidos éticos y estéticos, no debemos descansar en nuestro intento de guiarlos en la exploración y el conocimiento de uno de los géneros menos conocidos por nuestros jóvenes, como es el caso de la Música Académica, y que nos ha poblado con una infinita variedad de producciones que no son más que el producto de la genialidad, la creatividad y la inmensa sensibilidad de miles de músicos.
Resultaría infructuoso iniciar ese acercamiento a través de los ámbitos tradicionales de difusión de la Música Académica. Es necesario utilizar un medio que les resulte familiar, accesible, cotidiano. Y por eso voy a proponer como recurso, la utilización de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, como canal, como puente, como “interface” entre los alumnos y este género musical que deseo acercarles.
Para cerrar Rasovsky (1995) nos dice que “antes de fin del siglo pasado se creía firmemente que el progreso en las ciencias y sus consecuencias tecnológicas, nos conduciría a una sociedad libre del trabajo rutinario. El mundo sería entonces una especie de paraíso en el cual los hombres se dedicarían a los placeres intelectuales y a las tareas creativas”, opino que no estamos lejos de ello, ya que en la actualidad la tecnología ha tomado un lugar importante, y si nos quedamos sin conocerlas, nos perderíamos un mundo de grandes posibilidades.
Referencias
Rasovsky, Juan: “Consumismo, desencanto y moral social”, Ed. Criterio. 1995
Tedesco J. C. y López N: “Algunos dilemas de la Educación Secundaria en América Latina”, Doc. De Trabajo IIPE, Bs. As., 2001
Lic. M. Alejandra Batista, Lic. Viviana E. Celso, Lic. Georgina Usubiaga: “Tecnologías de la información y la comunicación en la escuela: trazos, claves y oportunidades para su integración pedagógica. Ministerio de Educ. Ciencia y Tecnología, Dirección Nac. De Gestión Curricular y Formación Docente. Brapack SA, 1º ed. Junio 2007
Krínein: Revista de educación. Facultad de Humanidades
de la Universidad Católica de Santa Fe. Cristian Cox D. Edición Nº 4. Año 2007.
Lic. María Nazaré Noguera da Silva: “Adolescentes posmodernos. Los modelos del adolescente: adulto moderno y posmoderno” en
María de los Ángeles Gavilán y Silvia D’Onofrio: “Re-pensar al adolescente de hoy y re-crear la escuela” en el Foro Virtual de la Vicaría de Educación”
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